Las funciones de la histamina (HA) como neurotransmisor en el sistema nervioso central (SNC) y como mediador de la respuesta inflamatoria están bien establecidas. En el SNC, el sistema histaminérgico (SH) lo conforman: a) Los somas de las neuronas histaminérgicas que se encuentran en el núcleo hipotalámico tuberomamilar (NTM); b) Las proyecciones que parten del NTM de manera difusa a prácticamente todo el sistema nervioso; c) Los cuatro receptores específicos a la HA (H1, H2, H3 Y H4); tres de ellos son integrantes del SH en el SNC. La actividad histaminérgica puede ser influida farmacológicamente, por la acción de agonistas o antagonistas a sus receptores, o por la operación de aquellos que afecten la actividad de las enzimas que sintetizan o degradan a la HA. El SH tiene ritmos circadianos y ultradianos, su es actividad diferente en distintos momentos del ciclo sueño-vigilia, sus neuronas, por ejemplo, tienen diferentes velocidades de disparo, desde una gran frecuencia durante la vigilia activa, menor en la vigilia quieta, mucho menor en el sueño ligero, hasta ser prácticamente silentes durante el sueño profundo y el sueño de movimientos oculares rápidos (SMOR) o sueño paradójico (SP). El SH tiene un ritmo circadiano que se refleja, además de la frecuencia de disparo mencionada, en la variación de las concentraciones de HA y sus metabolitos en el SNC, en diferentes momentos del ciclo luz-oscuridad. Alterar la actividad del SH del SNC, causa una consecuente modificación en el patrón de sueño del individuo, hecho que se hizo evidente desde que se utilizaron a los antihistamínicos en la práctica médica, especialmente aquellos que fueron descritos como sedantes. Los antihistamínicos, antagonistas de los receptores H1 (AH1), debido a que atraviesan a la barrera hemato-encefálica, son capaces de modificar la arquitectura del sueño, sin embargo los resultados de sus efectos sobre el periodo de vigilia, han sido controversiales; en tanto que algunos estudios sugieren que actúan como inductores de somnolencia, otros proponen que su acción puede estimular al SNC, efecto que puede causar la activación el sistema de vigilia. La mayoría de las investigaciones coincide en que la etapa más vulnerable del ciclo sueño-vigilia que puede sufrir los efectos de los antihistamínicos, es el SMOR, el efecto de los AH1 conlleva a una disminución de esta etapa de sueño. Por otra parte, diferentes estudios han sugerido que el SH es un modulador del principal reloj biológico el hipotalámico núcleo supraquiasmático, que es la principal estructura que coordina los ritmos circadianos. El SP sufre modificaciones cuando se somete al sujeto a condiciones de estrés (por ejemplo el inducido en la rata por inmovilización) o privación de sueño, en ambas situaciones se produce un incremento en la cantidad de esta etapa, que en el caso de la privación selectiva de SP (PSSP), se le reconoce como “rebote de sueño”. En el presente trabajo se establecieron los siguientes objetivos: 1) Determinar si los AH1 no sedantes (AH1NS), afectan el ciclo sueño-vigilia. 2) Estudiar si la sensibilidad de los AH1 sedantes (AH1S) sobre el patrón de sueño, tiene ritmo circadiano. 3) Determinar si el incremento en el SP causado por la PSSP y/o el estrés por inmovilización, pueden ser modificados por la acción de un AH1S. El trabajo experimental se hizo por medio de estudios polisomnográficos, en ratas machos de la cepa Wistar, que para tal fin, contaron con implantes colocados ex profeso. Para ello se dividió a los animales en tres grupos experimentales: Al grupo 1 se evaluó la acción un AH1S y un AH1NS sobre el patrón de sueño en diferentes momentos del ciclo luz-oscuridad. Al grupo 2 se sujetó a estrés por inmovilización (EI), seguido de la administración de un AH1S, en sendos periodos del ciclo luz-oscuridad. Al grupo 3 se sometió a PSSP, seguida de la aplicación de un AH1S. Los resultados revelaron que: 1) El AH1NS no produjo alteraciones en el patrón de sueño. 2) El efecto del AH1S sobre la arquitectura de sueño, fue diferente en los dos periodos del ciclo luz-oscuridad; la etapa más afectada fue el SP, que disminuyó en ambos. 3) El rebote de sueño causado por el estrés por inmovilización, fue anulada por efecto del AH1S y el cambio en el patrón de sueño, dependió del momento del ciclo luz-oscuridad en el que se evaluó. 4) El AH1S se comportó como un estimulante del SNC, al incrementar la cantidad de vigilia, especialmente en el periodo en el que el animal presenta menos actividad, (el luminoso). Concluimos que: 1) El antihistamínico no sedante, no afecta el patrón de sueño; 2) La sensibilidad al antihistamínico sedante sobre el patrón de sueño, tiene ritmo circadiano, hecho que también fue observado cuando los animales fueron sometidos a estrés por inmovilización; 3) El antihistamínico sedante tuvo un efecto activador sobre el sistema nervioso, hecho que se reflejó en un incremento en el porcentaje de vigilia, especialmente en el periodo de luz. 4) Que el SMOR es la etapa más vulnerable a ser afectada por la acción del antihistamínico, ya que causó su disminución en ambos periodos del ciclo luz oscuridad y además fue anulado el incremento de SMOR que comúnmente se esperan como consecuencia del EI y la PSSP.
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